sábado, 27 de octubre de 2007

La Mazmorra


Estaba en la mazmorra, no sé como llegué a aquel lugar, sólo sé que cuando abrí mis ojos, mi cuerpo hedía, apestaba, ni Yo misma me soporté tal peste.
Traté de recordar, recordar ¿cómo llegué a aquel lugar?, y la verdad es que no recuerdo.
Era un pozo viejo, húmedo, agrietado, astillado...

Y Yo... en el fondo de aquella mazmorra.

Me salían las lágrimas involuntariamente, como si lo que me quedase de alma y espiritu, llorase.

Miré al piso, era de día, miré excremento viejo, y sin quererlo tenia que respirar aquel olor a orín y excremento.

Me miré a mi misma, sucia, seca, con las uñas negras y largas...
me miraba el resto del cuerpo sucio y aturdido,
la ropa que llevaba ya algo andrajosa...

Y me preguntaba, ¿cómo llegué a aquella mazmorra?

Grité, gritaba, pedía auxilio...y aquel eco me retumbaba en los oídos.

Lloré, lloraba, y en mi sequedad ya ni salían aguas de delirio.

Turbada, sola, en medio de la peste y la mortandad que me asediaba, pués me sentía raquítica, flaca, en mis huesos de sal.

Una voz me decía, "Polvo eres, y al polvo volverás..."

Me cansé de llorar, me cansé de pedir auxilio, y sentir que nadie me oía, ni se acercaba,
sólo me acompañaban los gusanos que eran mas diestros que Yo en subir aquellas paredes, y dichosos eran en poder salir cuando quisiesen.

Me senté, ya se acercaba la tarde, y miraba hacia arriba, hacia el único hueco y orificio, que amablemente me brindaba la mazmorra, sin cobrarme nada.

Por lo menos, me decía Yo, puedo mirar hacia arriba, y ver lo único que podía ver, el cielo, las nubes, uno que otro pájaro...

Se iba la tarde, y llegaba la noche, se iba la esperanza de salir de aquel calabozo, y llegaba la penumbra, la noche, la oscuridad, el miedo, lo oscuro, quizás...la muerte.

Empezaba el frío, y las ganas pocas de orinar, pués ya seca estaba. Que desastre.

De repente, escucho un ruido, alguien me visita, llegada silenciosa, pero la siento, la veo, se me paran los pelos, me da miedo, empiezo a temblar y a verlo todo doble y triple, empiezo a sudar, las manos me tiemblan, y no me puedo sostenerme en mis piernas, quedo tiesa ante su presencia, me quedo tiesa ante su presencia, y ella en su zigzagueo, empieza a mirarme, a visitarme, a olerme, a saborearme, y yo quieta, tiesa, ya casi muerta... ante su presencia.

Creo que la última lágrima que me quedaba, brotaba de un ojo...

Y miré al cielo, he imploraba auxilio en medio de aquel éxtasis, miraba las estrellas, y les pedía socorro, y misericordia, mi boca seca, mi lengua marchita, y mi cuerpo moribundo asediado por una culebra.

... no sé como ocurrió...

...pero llegué a una canoa sólida, estaba sentada y abrigada, miré hacia el frente, y a un ser encapuchado, que cantaba...cantaba dulcemente, con paz y tranquilidad, remaba suave y sin prisa, estaba parado al frente de la canoa, y remaba y cantaba, suave y sin prisa.

Miré a lo lejos y vi tierra, vegetación, tierras nuevas y extrañas, y me preguntaba,

¿Cómo salí de la mazmorra? o mas bien, ¿quién me sacó de la mazmorra?, porque Yo reconozco, que por mis propias fuerzas, Yo sóla no salí.

Alguien me visitó, alguien me compró, alguien me cargó, y me montó en su hombro o en sus brazos, y me montó en aquella canoa, que se constituyó en mi salvación...

Alguien me abrigó, y le ordenó a aquel encapuchado con cara de luz, que me llevara a aquella tierra, a aquel lugar, a aquel horizonte, quizás aquel encapuchado fué un ángel de luz, y quizás fué el mismo quien me sacó de la mazmorra.

No sé, que era mejor, haber muerto en los brazos de aquella culebra,
o empezar de nuevo, a vivir o existir en tierras extrañas.

Creo que lo mejor era o es seguir en aquella canoa de salvación, guiada eternamente por aquel encapuchado de luz... que me brindaba paz y tranquilidad, cánticos, y me dió o me permitió abrigo.
Sólo sé una cosa...que salí de la mazmorra.

M.




6 comentarios:

Patricia Angulo dijo...

Has hecho una muy buena descripicion de esos momentos de oscuridad y perdicion en los que caemos a veces y tambien ese abrazo, esa mano tendida que se nos ofrece y nos guia hasta que encontramos un poco de luz y de alli a la salida.

Me he sentido asi alguna vez y he podido salir, espero que esto sea algo que tiene que ver mas con la creacion que con un sentimiento por el que estas atravesando, pero si asi fuera deseo que encuentres cuanto antes a tu angel de luz.

Un abrazo

Nerim dijo...

Yo también me he sentido así alguna vez y he salido adelante, solo hace falta voluntad para encontrar de nuevo la luz.
Seguro que tu angel de la guarda te acompañara siempre.
Un beso

TORO SALVAJE dijo...

Jo Mugget,no he leído nada que describa tan bien esos sentimientos, te felicito por haber salido y por esa habilidad mágica para explicarnoslo.

Me alegro mucho.

Besos.

Anónimo dijo...

Realmente estoy apenada, primero por lo que termino de leer y no haré coment... porque tendría que hablar de mi propia mazmorra. segundo porque no he sido comunicada de este cambio. ¿Soy adivina?
Por supuesto que no...
Un abrazo y felicitaciones.

cieloazzul dijo...

Vaya amiga...
por un momento el escalofrío me hizo mirar al rededor..
cuantas veces me he sentido así, perdida en una mazmorra llenita de amenazas y miedo a la oscuridad..
Te abrazo amiga..:)
TQM.

eliseo dijo...

no hay canoas.
Solo sentía mi caida, larga, sin fin. Un pozo, una boca inmensa, yo solo era alimento de una bestia sin sentido. Nadie me conoce, ni me conocera. Solo soy transitorio, solo soy mientras caigo. Mi destino es un último estruendo que no escucharé....


a pesar de todo mantengo mi vida con un cierto estilo, como no me conoces me sincero. Solo nos salva la estética, a veces.