martes, 30 de octubre de 2007

Aquí toy




Como no me fluyen canciones ni poemas,
pues musa ya no tengo,
estoy aquí...aqui toy.

En éste espacio, pues El Verbo...
es tan bello, no porque sea mio,
sino porque es tan divino, tan suave
y exquisito...
que no quiero manchar aquel espacio,
con mis vacíos existenciales, para eso,
éste nuevo espacio, para reflexionar
de mi...vacío existencial.

El Verbo...
ya no tiene musa,
ni inspiración, por eso lo dejé tranquilo.

Acá soy más de base,
nada divina, y no necesariamente
sabia, sino Yo.

Yo cantando como las veo,
Yo verbando como lo siento,
mas bien un desahogo.

En donde estoy, no tengo diccionarios cercas, así que perdonen mi escritura...

Y quiero tocar el tema de las relaciones. Todos-as, tenemos que forzosamente relacionarnos.
Y llegar a un estado de madurez en donde las relaciones sean maduras y prósperas.

Y me hago una introspección, (¿así se escribe?),
bueno, quiero decir una evaluación interna.

Las relaciones sanas, son aquellas en donde se aprende, se instruye, se anima, se edifica, se da libertad al prójimo, para que pueda ser quien quiera ser...

Las relaciones sanas, no cohiben (¿así se escribe?), no marchitan, ni arrastran, no coaccionan, no son caprichosas...

Me evalúo...

¿Cómo son mis relaciones?, ¿son sanas, edifican, levantan, construyen, alimentan?

O ¿son relaciones que obstruyen y derrumban?

Buenas preguntas, y me las hago de vez en cuando.

Sólo para analizar...

Esto ha sido una pequeña elucubración de martes en la tarde.

(Aplauso please !!!)

M.

domingo, 28 de octubre de 2007

Le robé una sonrisa


Robando risas,
me encanta robar risas,
me siento realizada cuando
le arranco una sonrisa a alguien,
y cuanto más a un niño/ña.

Domingo.

Cómo de costumbre, cada domingo en el templo,
junto a mi marido y mis hijos, digamos que es
un pacto de recién casados, el ir al templo,
con nuestros hijos, para buscar de Dios.

Pues creémos, que es la mejor herencia,
costumbre y práctica, que le podemos dejar
a nuestros hijos.

Frente a mi se sentó un niño de aprox. 5 años.

Yo le miraba en silencio, y el me exploraba
el rostro, mi manera de ser y estar en aquella
silla.

Le sonreía, y el niño se escondía...
volvia y salia, ...
Yo le sonreía, y el volvía y se escondía en su silla,
pero no me regalaba la sonrisa que quería de él...

A la tercera cuando salió de su escondedero,
(pues entre nosotros ya había cierto juego),
le quité los espejuelos que llevaba puestos,
y me los puse...Oh Dios !!!

Y el niño empezó a reírse,
y Yo a sacarle la lengua,
Ya sé, me imaginé que mis ojos,
parecían de búho en frío...

jajajajaja, mi marido que estaba a mi lado,
también se rió de mis ridículos,
pero Yo alegre, de poderle haber robado
una sonrisa a aquel niño.

M.

Cántaro

Ya mi cántaro tiene vino,

y si cántaro,

canta divino,

rebosante gracias al buen vino.



M.

sábado, 27 de octubre de 2007

La Mazmorra


Estaba en la mazmorra, no sé como llegué a aquel lugar, sólo sé que cuando abrí mis ojos, mi cuerpo hedía, apestaba, ni Yo misma me soporté tal peste.
Traté de recordar, recordar ¿cómo llegué a aquel lugar?, y la verdad es que no recuerdo.
Era un pozo viejo, húmedo, agrietado, astillado...

Y Yo... en el fondo de aquella mazmorra.

Me salían las lágrimas involuntariamente, como si lo que me quedase de alma y espiritu, llorase.

Miré al piso, era de día, miré excremento viejo, y sin quererlo tenia que respirar aquel olor a orín y excremento.

Me miré a mi misma, sucia, seca, con las uñas negras y largas...
me miraba el resto del cuerpo sucio y aturdido,
la ropa que llevaba ya algo andrajosa...

Y me preguntaba, ¿cómo llegué a aquella mazmorra?

Grité, gritaba, pedía auxilio...y aquel eco me retumbaba en los oídos.

Lloré, lloraba, y en mi sequedad ya ni salían aguas de delirio.

Turbada, sola, en medio de la peste y la mortandad que me asediaba, pués me sentía raquítica, flaca, en mis huesos de sal.

Una voz me decía, "Polvo eres, y al polvo volverás..."

Me cansé de llorar, me cansé de pedir auxilio, y sentir que nadie me oía, ni se acercaba,
sólo me acompañaban los gusanos que eran mas diestros que Yo en subir aquellas paredes, y dichosos eran en poder salir cuando quisiesen.

Me senté, ya se acercaba la tarde, y miraba hacia arriba, hacia el único hueco y orificio, que amablemente me brindaba la mazmorra, sin cobrarme nada.

Por lo menos, me decía Yo, puedo mirar hacia arriba, y ver lo único que podía ver, el cielo, las nubes, uno que otro pájaro...

Se iba la tarde, y llegaba la noche, se iba la esperanza de salir de aquel calabozo, y llegaba la penumbra, la noche, la oscuridad, el miedo, lo oscuro, quizás...la muerte.

Empezaba el frío, y las ganas pocas de orinar, pués ya seca estaba. Que desastre.

De repente, escucho un ruido, alguien me visita, llegada silenciosa, pero la siento, la veo, se me paran los pelos, me da miedo, empiezo a temblar y a verlo todo doble y triple, empiezo a sudar, las manos me tiemblan, y no me puedo sostenerme en mis piernas, quedo tiesa ante su presencia, me quedo tiesa ante su presencia, y ella en su zigzagueo, empieza a mirarme, a visitarme, a olerme, a saborearme, y yo quieta, tiesa, ya casi muerta... ante su presencia.

Creo que la última lágrima que me quedaba, brotaba de un ojo...

Y miré al cielo, he imploraba auxilio en medio de aquel éxtasis, miraba las estrellas, y les pedía socorro, y misericordia, mi boca seca, mi lengua marchita, y mi cuerpo moribundo asediado por una culebra.

... no sé como ocurrió...

...pero llegué a una canoa sólida, estaba sentada y abrigada, miré hacia el frente, y a un ser encapuchado, que cantaba...cantaba dulcemente, con paz y tranquilidad, remaba suave y sin prisa, estaba parado al frente de la canoa, y remaba y cantaba, suave y sin prisa.

Miré a lo lejos y vi tierra, vegetación, tierras nuevas y extrañas, y me preguntaba,

¿Cómo salí de la mazmorra? o mas bien, ¿quién me sacó de la mazmorra?, porque Yo reconozco, que por mis propias fuerzas, Yo sóla no salí.

Alguien me visitó, alguien me compró, alguien me cargó, y me montó en su hombro o en sus brazos, y me montó en aquella canoa, que se constituyó en mi salvación...

Alguien me abrigó, y le ordenó a aquel encapuchado con cara de luz, que me llevara a aquella tierra, a aquel lugar, a aquel horizonte, quizás aquel encapuchado fué un ángel de luz, y quizás fué el mismo quien me sacó de la mazmorra.

No sé, que era mejor, haber muerto en los brazos de aquella culebra,
o empezar de nuevo, a vivir o existir en tierras extrañas.

Creo que lo mejor era o es seguir en aquella canoa de salvación, guiada eternamente por aquel encapuchado de luz... que me brindaba paz y tranquilidad, cánticos, y me dió o me permitió abrigo.
Sólo sé una cosa...que salí de la mazmorra.

M.




miércoles, 24 de octubre de 2007

Hola !

Bienvenidos y bienvenidas,
a mi nueva casa,
a Mugget.

M.